Hubo una discusión al interior de Residuos. Porque somos troskistas, quizás, se planteó una división interna a partir de una pregunta que contemplaba a nuestros oyentes. ¿Debemos legar el trillado y capitalista augurio de feliz navidad; o, por el contrario, debemos denunciar el carácter mercantilista de estos festejos que intentan hacernos olvidar por unas horas lo terrible de la existencia en este mundo?

Lucas dijo que, de acuerdo a las buenas costumbres, debíamos desear felicidades. Matías le salió al cruce mientras mariposeaba un chorizo y lo acusó de colaboracionista con el sistema capitalista opresor. Lucho intentó calmar las aguas y reinvindicó las bondades del vitel toné, la sidra y el turrón almendrado. Lautaro asintió con la cabeza mientras masticaba y El Pela dijo que le chupaba todo un huevo. Coco envió un mensaje de texto alertando la necesidad de denunciar la inexistencia de Papá Noel así como la de Messi.


Por fin, a la hora de los postres, la tranquilidad llegó a la mesa de Residuos. Por gracia de algún ser superior, en la servilleta de papel que yacía bajo el vaso de vino de uno de los comensales se dibujó esta imagen del revolucionario con un sombrero distinto a la famosa boina estrellada. Alguien garabateó feliz navidad y todo se resolvió.